Curiosidades con Enigma
Por si no sabías, también habían cochinadas en la historia
Tiempo de lectura: 2 a 3 minutos
Tema: Historia
Los Vikingos y los parásitos
Para nadie es sorprendente que la vida de los vikingos era muy difícil. Los vikingos pasaban mucho tiempo en buques que navegaban los mares del norte durante campañas o conquistas, así que ya se pueden imaginar que no era una vida nada fácil.
Hay historiadores que seguramente no se pierdan ningún detalle de los vikingos; sin embargo hay un dato bastante interesante: los intestinos de los vikingos estaban infestado de parásitos.
Los vikingos estaban en constante contacto con la ganadería, la mayoría de los vikingos estaban expuestos a una carga completa de repugnancias desde una edad muy temprana. En el momento en que llegaban a la edad adulta, sus entrañas estaban llenas de criaturas extrañas. Investigadores que han estudiado el excremento de los vikingos han encontrado huevos que indican infecciones de lombrices intestinales y fasciola hepática crónica.
Lo peor de todo, había evidencia de triquina (enfermedad parasitaria). Ésta ha sido encontrada en las heces vikingos que se remontan a 1018. La triquina habría hecho la vida de los vikingos insoportable. Aparte de producir diarrea grave y pedos bastante olorosos, las personas infectadas seguramente experimentaron una defecación dolorosa, retraso del crecimiento, y trastornos de desarrollo cognitivo.
Enfermedades de Transmisión Sexual en Europa del Renamicimento
Los términos "la Florencia del Renacimiento" evocan imágenes de hombres vestidos artísticamente y caminando por las grandes obras de arquitectura, resolviendo grandes misterios, y creando nuevos métodos científicos.
Lo que no evocan son imágenes de mendigos sifilíticos retorciéndose de dolor en las calles y sus caras cayendo a pedazos ante los ojos curiosos. Sin embargo, eso es exactamente lo que Miguel Ángel o Da Vinci podrían haber visto mientras paseaban por la ciudad.
La sífilis, era una enfermedad renacentista equivalente a la pandemia del SIDA, y los síntomas eran aterradores. Llagas con pus se expandían a través de las caras de las personas, el pelo se caía y en el peor de los casos, la carne se roía hasta los huesos. Y ya que no había hospitales o centros de asistencia; a las personas que no tenían para pagar un médico (que posiblemente no sabía como tratarla), debían quedarse en sus casas para esperar a sobrevivir, o a morir en sus camas.
Como resultado, la sociedad renacentista cayó en estado de pánico permanente con respecto a los efectos grotescos de la fornicación. Los relatos contemporáneos estaban llenos de un miedo paralizante ante la idea de llegar a infectarse, y xilografías muestran ejemplos terribles de la enfermedad. Toda Europa estaba asustada e infectada.
EL papel higiénico era desagradable
Como personas que probablemente crecimos con váters en nuestras casas y papel comercializado como "acolchado" para "mayor comodidad"; la verdad podría ser difícil apreciar lo difícil que nuestros antepasados tenían que vivir.
Viajando un poco más de 100 años atrás, el uso del baño solía ser francamente desagradable. Uno de los métodos más generales para limpiarse a sí mismo era utilizar un viejo periódico o catálogo.
El viejo almanaque del granjero incluso venía con un agujero para que pudiera ser colgado en las letrinas. Pero no podemos culpar a nuestros abuelos por no haber usado el papel higiénico. Hasta la década de 1930, era totalmente posible comprar papel que estaba lleno de astillas.
En 1935, el tejido del Norte (ahora acolchado del Norte) hizo su agosto anunciando su papel higiénico con el lema "sin astillas!" Antes de esto la gente siempre estaba preocupada de usar el papel incorrecto y de llegar a quedar con una astilla en una parte muy sensible del cuerpo humano. Solamente en los años 80 y pico fue que las empresas finalmente lograron superar por completo este doloroso obstáculo.
No había privacidad en Roma
Si eres de las personas que siente pena de hacer pis en público, entonces seguramente no hubieras querido vivir en la antigua Roma. En aquel entonces, las palabras "baño público" fueron tomadas muy literalmente. Hasta 50 personas se sentaban en círculo haciendo su negocio a la vista el uno del otro y, cuando terminaban, se limpiaban a sí mismos con una esponja comunal tan sucia como la colilla de un parabrisas.
¿Suena como la peor experiencia de aseo que te hayas podido imaginar? Bueno, te contamos que apenas estamos comenzando.
Aunque las cloacas romanas eran avanzadas para la época, lamentablemente eran inadecuadas por nuestros estándares. No había sifones, y los inodoros estaban dirigidos abiertamente a los oscuros canales de drenaje a través de los cuales los insectos hacían colonias. Gracias a la acumulación de metano, también era muy posible que espontáneamente explotaran llamas de fuego en cualquiera de los hoyos de las letrinas. . Así que esto hacía que ir al baño fuera particularmente peligroso.
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